La alimentación complementaria (AC) se considera un proceso por el cual se ofrecen al lactante alimentos sólidos o líquidos distintos de la leche materna (LM) o de una fórmula infantil como complemento y no como sustitución de esta.
Asegurar una adecuada lactancia materna y alimentación complementaria, ayuda a prevenir tanto la desnutrición, las carencias de vitaminas y minerales, como la obesidad en las primeras etapas de la vida.

La alimentación complementaria tiene como uno de sus objetivos el aporte de alimentos nutritivos, variados y suficientes, que respondan a las necesidades del lactante. Esta no debe seguir un esquema rígido, sino que debe tener en cuenta la variabilidad de cada niño/a, de tal forma que progresivamente vaya incorporando alimentos de todos los grupos al finalizar el primer año de vida. La principal razón para introducir la alimentación complementaria es que el régimen de lactancia materna exclusiva no cubre las necesidades de energía y nutrientes del lactante en el segundo semestre de vida. Luego del sexto mes de vida los requerimientos de energía y determinados nutrientes del bebé pasan a ser mayores a los aportados por la leche materna. La alimentación complementaria brinda los nutrientes necesarios para completar los requerimientos nutricionales, previniendo sus carencias y ayudando al adecuado desarrollo del sistema nervioso del niño o la niña.

¿Cuánto tiempo se recomienda mantener la lactancia materna de forma exclusiva?
Se recomienda mantener la lactancia materna (LM) de forma exclusiva durante los 6 primeros meses de edad y, a partir de ese momento, añadir de forma paulatina el resto de los alimentos, manteniendo la LM a demanda todo el tiempo que madre e hijo deseen.

¿Por qué es importante esperar hasta alrededor de los 6 meses?
Para poder ingerir alimentos diferentes a la leche, es conveniente que el organismo tenga la maduración necesaria a nivel neurológico, renal, gastrointestinal e inmune.
Se considera que un bebé está preparado cuando adquiere las destrezas psicomotoras que permiten manejar y tragar de forma segura los alimentos. Como cualquier otro hito del desarrollo, no todos los niños lo van a adquirir al mismo tiempo, aunque en general estos cambios suelen ocurrir en torno al sexto mes.
Se recomienda aumentar progresivamente la consistencia de los alimentos y comenzar con texturas grumosas y semisólidas lo antes posible, nunca más tarde de los 8-9 meses. A los 12 meses, el lactante ya puede consumir el mismo tipo de alimentos que el resto de la familia, aunque teniendo especial cuidado con los sólidos con riesgo de atragantamiento, como los frutos secos enteros, que deberán evitarse.

Se requiere:
• Presentar un interés activo por la comida.
• La desaparición del reflejo de extrusión (expulsión de alimentos no líquidos con la lengua).
• Ser capaz de tomar comida con la mano y llevarla a la boca.
• Mantener la postura de sedestación con apoyo (mantenerse sentado).

Riesgos de la introducción precoz (antes del cuarto mes) de la alimentación complementaria
A corto plazo:
• Posibilidad de atragantamiento.
• Aumento de gastroenteritis agudas e infecciones del tracto respiratorio superior.
• Interferencia con la biodisponibilidad de hierro y zinc de la LM.
• Sustitución de tomas de leche por otros alimentos menos nutritivos
A largo plazo:
• Mayor riesgo de obesidad.
• Mayor riesgo de eczema atópico (es el más común y se caracteriza por ser piel que no
consigue protegerse adecuadamente de su entorno y reacciona a través de la inflamación).
• Mayor riesgo de diabetes mellitus tipo 1.
• Mayor tasa de destete precoz, con los riesgos añadidos que esto conlleva.

Por otro lado, en ocasiones puede ocurrir en niños que toman LM y que no han mostrado aún un interés activo por la comida, esta práctica es inadecuada. Se desaconseja demorar el inicio de la AC por encima de las 26 semanas de edad, ya que esto también puede aumentar el riesgo de problemas nutricionales, como el déficit de hierro.

Riesgos de la introducción tardía de la alimentación complementaria:
• Carencias nutricionales, sobre todo de hierro y zinc.
• Aumento del riesgo de alergias e intolerancias alimentarias.
• Peor aceptación de nuevas texturas y sabores.
• Mayor posibilidad de alteración de las habilidades motoras orales

Otros temas importantes:

Alergias:
Alimentos que producen alergias con más frecuencia son:
• Proteína de la leche de vaca
• Huevo (fundamentalmente la clara)
• Melocotón, kiwi o fresa

Una pauta apropiada es la de no introducir ningún alimento nuevo en la cena, ya que si se produce cualquier tipo de reacción adversa puede tomar a los padres durmiendo y, por ello, no ser conscientes.
Por otro lado, como excepción y cuando su preparación sea en papilla, se evitarán verduras de hoja ancha (acelgas, espinacas, col, remolacha y nabo), porque estas verduras tienen altas concentraciones de nitratos que en los menores de 12 meses si se consumen en grandes cantidades pueden provocar una enfermedad que podría ser grave llamada metahemoglobinemia que consiste en que las células no pueden transportar el oxígeno a los tejidos, lo que provoca cianosis o el conocido como “síndrome  del niño azul”, provocado por una falta de oxígeno a los tejidos. Si se desea dar al pequeño este tipo de verduras se podría dar un par de trozos y complementar con papa y calabacín, por ejemplo.

Consumo de agua
Se ha estimado que las necesidades de líquidos, para lactantes y peques de corta edad, oscilan de 8 a 24 onzas de agua por día. Aproximadamente hasta los seis meses de edad, esta cantidad deberá provenir de la leche materna o de fórmulas lácteas.
El recambio de agua del cuerpo es mayor en los lactantes y peques que en los adultos. Una adecuada hidratación es muy importante, especialmente, durante los períodos de calor o fiebre.

Fruta y verdura
Se aconseja introducir progresivamente toda la variedad de frutas y verduras disponible, en cualquiera de las comidas diarias, e ir variando también la forma de presentación. No hay unas frutas mejores que otras para comenzar, la decisión dependerá de los gustos de la familia.
Se recomienda evitar durante el primer año de vida las verduras de hoja verde con alto contenido en nitratos como la acelga, espinaca o borraja, por el riesgo de metahemoglobinemia. En el caso de introducirlas en la alimentación, deben representar menos del 20% del contenido total del plato. En los niños mayores, hasta los 3 años, conviene no dar más allá de una ración diaria de estos vegetales.

Al preparar una papilla se recomienda:
• Introducir pequeñas cantidades de manera paulatina, el primer día con dos o tres cucharadas será suficiente.
• Prepararla con productos naturales, evitando los productos comerciales ya preparados, ni añadir sal ni grasas.
• En las verduras se puede añadir una cucharadita de aceite de oliva.
• Para la papilla de cereales se puede preparar con un arroz cocido, fideos, espaguetis, etc.

Tabla. Tipos de consistencias de acuerdo con el avance de la alimentación complementaria

De 0 a 6 meses  Líquido/Colado
A partir de los 6 meses Pures
A partir de los 7 meses Papillas/Machacados
A partir de los 8 meses Picado fino
A partir de los 9 meses Picado
A partir de los 12 meses Picado y en trocitos
Niño de edad prescolar  Trozos

Consumo de azúcares, la OMS recomienda:
• Limitar el consumo de productos con elevado contenido en azúcares: bebidas azucaradas, zumos o batidos de frutas comerciales y bebidas o postres lácteos azucarados.
• Reducir la ingesta de azúcares libres en adolescentes y niños mayores de 2 años (2-18 años) a menos del 5% del consumo calórico total. Esto representa 15-28 g de azúcares libres (3,5-7 cucharaditas de té) para niñas y 16-37 g (4-9 cucharaditas de té) para niños, de acuerdo con la edad.
• Estas recomendaciones no están dirigidas a niños <2 años, sin embargo, en menores de 2 años, diversas sociedades científicas recomiendan evitar los azúcares añadidos y libres en la alimentación de los lactantes y niños pequeños.
• Se recomienda no ingerir más de 25 g, diarios de azúcar por persona y día, lo que equivale a unos 6 terrones, esto hace referencia a la alimentación de un adulto, luego en un niño, debería ser incluso menor.

Alimentación activa o cómo ofrecer la alimentación complementaria con un enfoque positivo
Respetar su ritmo de desarrollo y permitir cierta autonomía, según sus capacidades. Tolerar un cierto desorden apropiado para su edad (por ejemplo, no molestar al niño limpiándolo después de cada bocado).
No interpretar como permanente un rechazo inicial a un nuevo alimento. Seguir ofreciendo en los siguientes días o semanas sin presionar (pueden ser necesarias hasta 10-15 ocasiones para conseguir la aceptación). La exposición regular y gradual a los alimentos favorece su tolerancia y aceptación a corto y largo plazo. 

No prefijar una cantidad de comida que se “tiene que tomar”. La cantidad es variable de unos niños a otros y según las circunstancias. Respetar los signos de hambre y saciedad. Los padres deciden dónde, cuándo y qué come el niño. El niño decide cuánto come. Obligar o coaccionar a un niño para que coma aumenta la insatisfacción familiar y el riesgo de problemas con la comida a corto y largo plazo.
La OMS recomienda seguir los principios de la alimentación perceptiva, sin forzar a comer o distraer. El apetito de los lactantes es diferente en cada niño y circunstancia. La expectativa de una cantidad concreta de ingesta puede frustrar a los padres y hacer que el momento de la comida se convierta en una lucha en vez de en un disfrute. Por ello, más que centrarse en una cantidad concreta, es importante la variedad, disponibilidad y el establecimiento de los hábitos futuros.
El marco físico-afectivo es muy importante para desarrollar las habilidades relacionadas con la alimentación y fomentar la autorregulación del hambre-saciedad. Obligar, presionar o premiar son estrategias que interfieren con la percepción del niño de su propia saciedad y pueden aumentar el riesgo de sobrepeso, de problemas en relación con la comida y de escasa variedad a la hora de comer, en contraste con lo esperado. Estas estrategias están desaconsejadas, así como ofrecer comida al lactante o preescolar como consuelo emocional. 

Establecer rutinas puede ayudar:
• Lugar: tranquilo, sin distracciones (televisión, móviles). Cuando sea posible, sentar al niño frente a los otros miembros de la familia para que pueda interactuar con ellos. Acercar al niño a la mesa de forma segura, ya sea en el regazo o utilizando una silla apropiada.
• Tiempo: un horario aproximado de comidas, con flexibilidad, puede ayudar a la anticipación y regulación del lactante. Como orientación, 4 o 5 tomas al día
• Menú: seleccionar una dieta variada y sana. Servir raciones apropiadas a su edad y ritmo de crecimiento

Cuidar el “ambiente emocional”:
• Ser paciente con el ritmo de adquisición de los nuevos logros
• Ante las situaciones negativas (no come, no le gusta, se porta mal), mantener una actitud neutra.
• Evitar enfadarse, no mostrar el enfado
• Una conducta muy controladora o exigente de los padres impide que el niño aprenda a autorregularse
• Evitar distracciones (pantallas, juguetes)
• Disfrutar de la comida en familia, reforzando los logros. No utilizar los alimentos como premios o castigos, ni como consuelo o chantaje   

Normas de seguridad (prevención de atragantamientos):
• Para comer el bebé debe estar erguido, nunca recostado. Debe estar sentado en una sillita o en su defecto en el regazo de su nanny.
• Nunca se puede dejar a un bebé que está comiendo sin supervisión.
• No se deben ofrecer comidas con alto riesgo de atragantamiento, como frutos secos enteros, palomitas de maíz, uvas enteras, salchichas cortadas transversalmente, etc.
• También hay que evitar algunos vegetales y frutas duros, como la manzana y zanahoria crudas.
Notas importantes:
• Antes de los seis meses si toma lactancia materna exclusiva el peque no necesita agua.
• Si el bebé inicia la alimentación artificial antes de los seis meses o una vez iniciada la alimentación complementaria, se le debe dar agua, pero no llene su estómago con mucho líquido antes de comer o durante la comida.
• Se debe de echar poca sal a las comidas durante los primeros 12 meses, ni azúcar ya que son perjudiciales para el bebé.
Los alimentos excesivamente sazonados pueden dañar la función renal y el azúcar, además de aportar calorías vacías, puede ser perjudicial para los dientes incluso antes de su erupción. Debe evitarse la comida preparada y procesada porque suele contener niveles elevados de sal, azúcar y otros componentes poco seguros como conservantes y aditivos.

 

× ¿Cómo puedo ayudarte?