La alimentación de los peques suele ser una de las preocupaciones de los padres, pues en ocasiones se dan cuenta que no come o no lo suficiente, pero ¿Cómo saber si lo que comen no es suficiente?, ¿realmente no comen absolutamente nada? En la mayoría de los casos, el niño come, aunque sea poco, pero lo hace. Por ello, es necesario saber que, en ocasiones, es común que los peques y la comida no se lleven siempre bien y que al igual que nos ocurre a los adultos, ellos también atraviesan temporadas en las que comen mejor que otras.
Ahora bien, para poder dar respuesta a la interrogante ¿Qué puedo hacer si mi peque no come?”, es necesario tomar en cuenta algunas cuestiones relacionadas con el crecimiento y la alimentación de los peques. Partiendo de ahí, se pueden llevar a cabo una serie de pautas a seguir para lograr que los peques coman mejor.
¿Qué debes tomar en cuenta con respecto a la alimentación de tu peque?
1. Si tu hijo tiene más de 1 año, es normal que coma menos, esto es debido a que durante el primer año de vida atraviesan la etapa de crecimiento más rápida de toda su vida, ya que únicamente durante ese año suelen crecer aproximadamente unos 25 centímetros y el peso aumenta considerablemente. Después del año, necesitan menos hierro y energía para crecer, es por esto que les da menos hambre.
2. Si tu peque come poco, pero no está perdiendo peso y continúa creciendo, no tienes nada de qué preocuparte.
3. No es necesario que el peque se acabe todo el plato de comida o la cantidad que consideres necesaria para él. En realidad, él come lo que necesita y puede ser que requiera menos en algunas ocasiones.
4. Si tu peque es muy delgado y no come casi nada, pueden ofrecerle comida que contenga mayor cantidad energética (calorías y proteínas) para que no pierda más peso.
5. Si notas que tu peque está perdiendo peso y tiene problemas en su crecimiento, es necesario que se acuda con un pediatra para recibir orientación de acuerdo a su caso.
Consejos para cuando tu peque no coma:
1. Evita las distracciones durante la comida:
Es necesario evitar utilizar el celular, encender el televisor, la radio, etc., hay que eliminar todo tipo de distracciones para propiciar que centre más su atención en la comida. Esto también permitirá que el peque se encuentre en un ambiente más relajado para comer, lo que facilitará que tenga mayor apetito. Una vez que haya comido, se puede realizar una actividad tranquila, como leer un cuento, hacer una manualidad, jugar con un juego de mesa, etc., ya que así se fomentará mejor el hábito de la comida e irá aprendiendo a tener un orden.
2. Despierta su interés por la comida:
Para lograr despertar el interés en el peque por la comida, hay que utilizar un poco la creatividad. Por ejemplo, una de las formas de que el peque preste más atención a la comida y le parezca más interesante, es elaborando comidas que tengan un toque divertido (alimentos en forma de sus personajes favoritos, cóctel de frutas con figuras, etc.), utilizar platos, vasos y cubiertos llamativos (con imágenes de sus personajes favoritos, de colores que le gusten, etc.).
Otra opción que es muy interesante es darle de comer por medio de juegos lo que provocará que centre su atención en la comida y la perciba de una manera más positiva (por ejemplo, el juego del avión con la cuchara).
3. Muchos colores:
Cuanto más color tiene el plato, más atractivo les resulta, los peques prefieren platos que reúnan hasta seis colores diferentes, a diferencia de los adultos, que prefieren hasta tres colores.
4. En la medida de lo posible, hazlo parte de la preparación de su comida: Tu peque puede estar más abierto a probar nuevos sabores si tiene experiencias divertidas en relación con la comida. Una forma de que sea así es hacerlo parte del proceso en la elaboración de sus alimentos.
Cocinar con tu peque no sólo puede introducirlo a nuevos sabores, sino también a un gran número de aprendizajes, desde lecciones de seguridad, conceptos matemáticos o científicos con las medidas que se necesitan para hacer una receta o con la transformación que experimenta algún alimento cuando está en contacto con el calor.
5. No fuerces a tu peque a comer:
Recuerda que el peque sabe cuándo necesita realmente el alimento y cuándo no. En algunas ocasiones, puede acabarse todo el plato, pero en otras puede bastar con comer sólo uno bocados. Lo peor que se puede hacer es obligarlo a comer cuando verdaderamente no tiene hambre, ya que se le va a alterar esa sensación natural de saciedad y podemos propiciar a
que en un futuro presente problemas de obesidad. Otra cuestión importante es que el peque se puede llegar a estresar demasiado y que en futuras ocasiones puede generar incluso miedo y aversión a la hora de la comida si se le obliga a comer.
6. Comer en familia:
Otro aspecto que influye mucho a la hora de aumentar el apetito en los peques es el que coma toda la familia al mismo tiempo. El peque al ver a sus cuidadores principales comiendo se ve motivado a imitar su conducta.
7. Evita servirle demasiada comida:
Se debe evitar llenar el plato de manera excesiva e incluso se le pueden servir raciones pequeñas. El peque es el que tiene que decidir si necesita más comida o no, ya que al ver que no se le impone que coma una determinada cantidad, se sentirá menos presionado y se evitarán batallas innecesarias a la hora de la comida. Es importante no entrar en conflicto, ya que ambos la pasarán mal y no se logrará nada de esta manera.
8. Establecer horarios para la comida:
Se deben establecer horarios fijos para la comida y llevarlos a cabo lo más que se pueda. Si tu peque no ha querido desayunar bien y una hora antes de la comida te pide un postre o dulce, explícale que tiene que esperar hasta la hora de la comida e intenta distraerlo hasta que se sienten a comer. De esta manera, llegará con más hambre a la hora de la comida y poco a poco se irá adaptando a los horarios que se hayan establecido para hacerlo.
9. Encuentra maneras de darle alimentos que no le gustan:
Algo que puedes hacer y que es muy común para darle alimentos nutritivos a los peques que no son de su agrado, es camuflarlos con otros que le gusten. Por ejemplo, en caso de que no le gusten las verduras, se las puedes licuar para que no note que están y mezclar con otros alimentos para disimular su sabor. Lo importante es que el peque se vaya familiarizando y acostumbrando al sabor de estos alimentos, por lo que cada vez podrás ir reduciendo la cantidad del alimento que le gusta para que se quede al final únicamente en este caso con las verduras.
10. Ojo con los snacks:
A partir de los dos años, los peques deben comer tres comidas saludables al día y uno o dos snacks. La clave con estos refrigerios es no hacerlos muy pesados. Fruta y verdura picada, algunas nueces y frutos secos, yogurt, queso cottage, sándwich de crema de cacahuate pueden ser buenas opciones siempre y cuando no sean en porciones grandes que llenen a tu peque a tal punto que no tenga apetito en su siguiente comida.
11. Interés por la relación del niño con la comida:
Hemos de intentar que el peque no vea el momento de la comida como algo obligatorio, relacionado con la insistencia, la presión o la coacción. No hay que amenazarlos con castigos sino seguir procurando la comunicación: «¿Por qué no comes?», «¿No está bueno?», «A mí me parece bueno…», «Otras veces te ha gustado», «Estarás más fuerte», etc.
12. Anímale, no le presiones para comer:
Esos ánimos de los que acabamos de hablar no han de convertirse en presiones. Hay que alentar a los peques para que coman, decirle que estaba haciéndolo bien, que ya queda poco, pero sin regañarlos ni enfadarnos, hay que evitar tensiones, mal ambiente o miedos.
13. El postre es parte del menú y no solo un premio o recompensa (ni una amenaza: «Si no comes, no hay postre»):
El postre que les gusta forma parte del menú, les ayuda a descubrir sabores, texturas, además pueden ser alimentos importantes y necesarios como las frutas.
14. Termina la comida en positivo, incluso cuando al niño no le ha gustado algo.
Intentemos plantear una negociación (unas cucharadas más, un cambio de alimento, etc.) en positivo. Acabar la comida enfadados favorecerá que no nos apetezca volver a sentarnos para la próxima comida.
15. Un poco de paciencia.
La paciencia puede ser lo que más nos falta cuando nos urge que nuestro peque se aventure a probar un nuevo sabor. Sin embargo, en ocasiones, los peques de entre 1 a 3 años necesitan probar un nuevo alimento por lo menos 10 veces para aceptarlo.
Así que, en lugar de desmotivarte porque tu peque le hace el fuchi a algo, mejor piensa que tal vez no lo ha probado suficientes veces.